Es un día para la historia en Iberdrola. La eléctrica con sede en el País Vasco y dimensión internacional cierra la fusión con Scottish Power con la unión de sus accionariados. En un tiempo récord. Y si no que se lo pregunten a cualquiera de los accionistas de Endesa. Los británicos apenas han tenido que esperar seis meses para borrar la incertidumbre sobre sus títulos.
Hoy nace Iberdrola-Scottish Power, que todavía no tiene nueva denominación, aunque en el sector ya tiene la etiqueta de reina de la energía eólica, donde ambas compañías han jugado un papel muy activo en los últimos años. Especialmente, en EEUU donde tuvieron que pasar los trámites de competencia por su fuerte presencia en ese mercado.
En total, hoy cotizarán 245,2 millones de acciones nueva, que representan el 21,4% del nuevo capital social de la compañía resultante de la mencionada ampliación, que asciende a un total de 1.146 millones de acciones. Con estas cifras, su capitalización bursátil se eleva por encima de los 42.500 millones de euros.
Esta compra supone un pago en efectivo y acciones valorado en 17.100 millones de euros. El 52%, aproximadamente, mediante la entrega de una cantidad en efectivo u obligaciones (o un mix de dinero y títulos); y alrededor del 48% restante mediante la entrega de acciones de la compañía). Para absorber Scottish, Iberdrola ha tenido que realizar la mayor ampliación de capital de su historia.
Iberdrola efectúa una ampliación de capital de 8.625 millones de euros para dar entrada a los nuevos accionistas procedentes del capital de Scottish. Más adelante, hacia finales de mes, la eléctrica prevé realizar un split de cuatro acciones nueva por cada 1 título antiguo. El grupo que preside Ignacio Sánchez Galán igualará prácticamente los 42.500 millones de euros que vale a los precios actuales Endesa, pero su peso bursátil será mucho mayor. Endesa tiene un 40% de las acciones consideras como capital cautivo y ha perdido sensiblemente su ponderación en el seno del Ibex 35.